Durante la última década Turquía ha recorrido un largo camino hasta convertirse no solo en la 17ª economía del mundo sino también en una potencia regional, triplicando su PIB en este periodo hasta alcanzar países como Holanda o Suiza en valor nominal.
Turquía es una de las economías de más rápido crecimiento del mundo en los últimos cuatro decenios. El Fondo Monetario Internacional clasificó a Turquía como la 17a economía más grande del mundo en términos de Producto Interior Bruto (PIB), con 735.828.000 millones de dólares.
El país se encuentra ubicado estratégicamente entre Asia y Europa, lo que unido a la apertura de canales comerciales con las repúblicas centro-asiáticas así como los lazos culturales y lingüísticos que comparte con ellas, han convertido a Turquía en la puerta de entrada a la región y en puente fundamental con los mercados europeos. Estas ventajas unidas a la arraigada cultura emprendedora y comercial de Turquía, han permitido que sus empresas tengan posiciones dominantes en países como Azerbaiyán, Georgia, Kazakstán o Irán.
Con una población de 83 millones de habitantes, de los cuales aproximadamente el 50% se encuentra por debajo de 30 años, Turquía dispone de una mercado interno joven y dinámico que es el motor principal de la economía.
Políticamente Turquía es una república democrática y secular desde 1923. La estabilidad ha sido la nota dominante durante prácticamente el último siglo lo cual, unido a un crecimiento económico record en la OCDE, ha convertido a Turquía en uno de los principales receptores de inversión directa de la región.